Hola amigos y amigas, hoy quiero compartirte algo personal, no sé si te edificarás.
Desde hace muchos años tengo problemas gástricos crónicos, pero al mismo tiempo he tenido una lucha permanente con mi peso, pues mi genética tiende a subir de peso con facilidad.
Estos últimos días tuve una crisis muy fuerte que me postró en cama un par de días, pero antes y después de eso, una serie de molestias que me hicieron muy incómodos los días hasta llegar a hacerme llorar, porque no recordaba el último día en que me sentí bien, es decir, sin ningún achaque o molestia.
El punto es que ayer precisamente tuve un pensamiento, en medio de mi oración/reclamo; de pronto pensé: ¿y si no tuviera esta afección? ¿Y si pudiera comer todo lo que me gusta (que es todo lo que hace mal) ¿cómo estaría de peso si no tuviera ninguna restricción? Quizá mis complicaciones serían otras y mucho más graves: azúcar elevada, colesterol, presión alta y demás.
¡Toda prueba tiene un motivo!
La cuestión es que luego de eso agradecí y dije: Señor, gracias, porque tal vez esto me está privando de otras afecciones. Tal vez es la única manera que tienes de mantenerme a salvo porque me conoces… (que soy de buen diente) Ya cuando tú quieras me sanarás, mientras, haré mi mejor esfuerzo por cuidarme.
Hay muchas cosas que como mujeres pasamos, no todas tienen que ver con dieta; hay cosas que son mucho más graves y tal vez sea más difícil ver algo positivo en eso. Pero creo que cuando cambiamos la mente y en lugar de quejarnos, agradecemos, podemos ver lo que dijo Pablo: “Todo ayuda a bien” De alguna manera, eso malo, se puede convertir en algo positivo.
Dios sabe lo que hace
Te invito a que reflexiones en tu condición actual, si hay algo que ahora mismo te esté llevando a la frustración y a sentirte impotente. Tal vez, solo tal vez, necesites hacer una pausa y pedirle a Dios que te ayude a cambiar tu perspectiva. Quizá Dios te abrirá el entendimiento a algo que te sorprenda.
“Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos” Rom. 8:28
Ora de esta manera: Señor, quiero agradecerte por lo que estoy viviendo. Tal vez no entiendo qué es lo positivo que esta situación va a dejarme, pero sé que tú sí lo conoces. Quiero confiar en ti y descansar en tu amor y cuidado para mí. Eres mi padre y tus planes para mí son perfectos. Amén.