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El Perdón en la Biblia ¡Estudio y Reflexión!

Hola hermanos y amigos, en esta oportunidad te traemos una hermosa reflexión sobre el perdón en las Sagradas Escrituras que bendecirá tu vida y te ayudará a conocer sobre el perdón, estudiaremos los pasos que tenemos que emplear para poder dar y recibir un perdón sincero, seguro has vivido con un rencor o un resentimiento pero Dios quiere hacerte libre de esas cadenas que no te dejan vivir tranquilo (a).

El perdón en la Biblia

El perdón es un tema principal de la Biblia y en él está la base de nuestra relación con Dios. Todos los hijos de Dios lo hemos experimentado y nuestros corazones están llenos de gratitud.

Pero, aun luego de sentir el poder del perdón en nosotros, debemos admitir que no es sencillo perdonar. Muchas veces, antes de perdonar queremos pasar por un proceso doloroso y largo. Dios no nos deja solos, Él nos acompaña y nos ayuda. En él tenemos el ejemplo perfecto de amor y perdón. Pablo, en su carta a los Efesios, nos exhorta en lo siguiente.

El perdón en la Biblia

Efesios 4:32

Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.

Sabemos que Dios anhela que vivamos en amor, que perdonemos a los que nos ofenden. Pero, hay momentos en las que nos parece imposible perdonar. Observamos varios de los mitos que pueden prevenirnos de perdonar y veamos lo que la Biblia relacionado al perdón.

1) Perdonar significa aceptar

Perdonar no significa aceptar o excusar el mal que te ha hecho otra persona. Perdonamos para ser libres del rencor. Tomamos la decisión seguir adelante sin permitir que otra persona tenga poder sobre nuestras acciones o emociones.

Al momento que perdonamos entregamos a Dios todo nuestro dolor, seguros de que Él se encargará de hacer justicia en su momento. Le permitimos a Dios que nos transforme, que nos llene de su Espíritu Santo y seguimos adelante confiando en su voluntad.

Proverbios 20:22

Jamás digas esto: “¡Me vengaré de ese daño!” Confía en el Señor, y Él actuará por ti.

El pecado siempre trae consecuencias y la persona que nos ha hecho daño tendrá que vivir con las consecuencias de su error. En muchas ocasiones tenemos que decidir apartarnos de esa persona para evitar que nos siga causando dolor. Perdonar no nos obliga a ser amigos o a mantener una relación con esa persona.

Proverbios 22:3

El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias.

Incluso luego de decidir perdonar debemos actuar con prudencia. Tenemos que orar por la otra persona y pedirle a Dios sabiduría para saber si es el momento de buscar una reconciliación o si es mejor esperar. En muchas ocasiones lo más sabio es esperar hasta que Dios haga su obra transformadora en la otra persona.

2) Primero me tienen que pedir perdón

Tenemos el pensamiento que no es posible perdonar hasta que nos pidan perdón. Eso es algo erróneo, podemos hacerlo, aunque el otro no se disculpe. También podemos elegir dar el primer paso (Mateo 5:23-26). Escogemos liberarnos del enojo y de la amargura por nuestro bien y en obediencia a Dios. La verdad es que sería terrible si el perdón dependiera del arrepentimiento de la otra persona: hay personas que mueren sin disculparse ni reconocer sus errores.

Dios nos dio el mejor ejemplo, Él tomó la iniciativa al enviar a Jesús aun antes de que nosotros pidiéramos perdón por nuestros pecados. Lo ofendíamos con nuestras acciones y palabras, pero el Padre extendió su mano llena de perdón y esperó tranquilamente por nuestro arrepentimiento. Así mismo sucede con nosotros podemos decidir perdonar aun antes de que la otra persona se arrepienta. No podemos controlar lo que hacen los demás, pero sí nuestras acciones y reacciones. Seamos fieles al ejemplo de nuestro Señor.

Efesios 2:4-5

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!

3) Para perdonar hay que olvidar

Quizás hayas escuchado esta frase «Perdonar y olvidar». Significa que, si perdonamos de verdad, olvidamos la ofensa. Esto nos hace sentir culpables porque si somos honestos, aun después de perdonar, recordamos lo que pasó. Esto es así porque Dios nos ha dado la memoria que sirve, por ejemplo, para protegernos de caer de nuevo en errores pasados o en situaciones peligrosas. Los recuerdos nos ayudan a saber de qué situaciones huir.

Lo que pasa cuando nuestro perdón es verdadero es que permitimos que Dios sane nuestro corazón y que quite todo dolor, rencor o amargura producto de la ofensa. El deseo de venganza no controla nuestros pensamientos. Aunque tengamos tristeza por lo que sucedió, no hay rencor.

4) Perdonar muestra debilidad

Es todo lo contrario, perdonar muestra el carácter de Cristo, que él reina en nuestros corazones. Expresamos que la otra persona y sus actitudes no nos controlan. Pedimos a Jesús que nos ayude a ser más como Él y vivimos de acuerdo con su voluntad. Algo que podemos observar en las Escrituras (En la oración del Padre nuestro) es que Dios nos manda a perdonar y a amar a nuestros enemigos si queremos recibir su perdón. Así que perdonamos por obediencia a Dios en lugar de darle paso a nuestras emociones.

Colosenses 3:12-13

Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.

Cuando perdonamos en vez de buscar venganza mostramos que el Espíritu de Dios vive en nosotros y que con su poder y su amor vencemos al odio y al rencor.

2 Timoteo 1:7

Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.

Perdonar muestra debilidad

Esperamos que este grandioso devocional y estudio sobre el perdón sea de gran ayuda a tu vida, quizás has estado luchando con un resentimiento o rencor en tu corazón, pero Dios claramente nos deja en su palabra que nos quiere hacer libres totalmente, pero depende de nosotros de la misma manera, hay que perdonar así como el Padre nos ha perdonado a todos nosotros, sin rencor y de manera genuina.

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