«Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.» (Juan 14:6)
Reflexión:
En Juan 14:6, Jesús hace una declaración profunda y poderosa sobre Su identidad y Su relación con Dios el Padre. Al proclamar «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida», Jesús establece una verdad fundamental para todos los que buscan una relación con Dios.
El Camino: Jesús es el único camino que nos conduce a Dios. En un mundo lleno de opciones espirituales y filosofías, Él es la única ruta segura hacia la comunión con el Creador.
Su muerte en la cruz y Su resurrección nos abrieron el acceso al Padre. Seguir a Jesús implica seguir Sus enseñanzas, obedecer Sus mandamientos y confiar en Su obra redentora.
La Verdad: Jesús es la personificación de la verdad divina. En un mundo plagado de engaños y relativismo moral, Jesús es el estándar inmutable de la verdad. Sus palabras y enseñanzas revelan la verdad acerca de Dios, el pecado, la redención y el propósito de la vida. Conocer a Jesús es conocer la verdad que nos libera (Juan 8:32).
La Vida: Jesús ofrece vida en abundancia, no solo en esta vida terrenal, sino también en la vida eterna. Él es la fuente de vida espiritual que satisface nuestras almas y nos asegura la vida eterna junto a Dios. Su presencia en nuestras vidas nos llena de propósito, esperanza y alegría genuina.
Este versículo nos desafía a tomar decisiones significativas. ¿Seguimos a Jesús como el camino, la verdad y la vida? ¿Confiamos en Él como la única puerta de acceso a Dios? ¿Aceptamos Su verdad como nuestro estándar moral y espiritual? ¿Abrazamos la vida que Él ofrece?
Que este devocional te inspire a profundizar en tu relación con Jesús, reconocerlo como la única fuente de salvación y seguirlo como tu guía en el camino de la vida. En Jesús encontramos dirección, verdad y vida eterna, y en Él experimentamos una relación significativa con Dios el Padre.