«Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas» (Juan 10:11).
Reflexión:
En Juan 10:11, Jesús se presenta como el «buen pastor». Esta metáfora nos ofrece una imagen poderosa de Su amor y cuidado por nosotros, Sus ovejas. Un pastor se preocupa profundamente por su rebaño, protegiéndolo de los peligros y guiándolo hacia pastos verdes y aguas tranquilas.
Cuando Jesús se llama a sí mismo el buen pastor, nos está recordando Su compromiso inquebrantable con nuestra seguridad y bienestar espiritual. Él no solo nos guía y nos cuida, sino que también dio Su vida en la cruz como el sacrificio perfecto por nuestros pecados.
Su amor por nosotros es tan profundo que estuvo dispuesto a morir para que pudiéramos vivir en comunión con Dios.
Esta imagen del buen pastor también resalta nuestra dependencia de Jesús. Como ovejas, somos propensos a perder el rumbo y enfrentar peligros por nuestra cuenta. Sin embargo, cuando seguimos a Jesús como nuestro pastor, encontramos dirección, protección y seguridad.
El versículo nos desafía a considerar nuestra relación con Jesús. ¿Le seguimos como nuestras ovejas confiadas? ¿Escuchamos Su voz y le permitimos liderarnos?
En momentos de dificultad o incertidumbre, podemos encontrar consuelo en saber que tenemos un buen pastor que cuida de nosotros.
Además, este pasaje nos anima a imitar el amor y el cuidado de Jesús en nuestras relaciones con los demás. Podemos aprender a ser pastores compasivos y guiar a quienes nos rodean hacia la verdad y la vida en Cristo.
Que la imagen del buen pastor te inspire a confiar en Jesús en todas las áreas de tu vida y a seguir Su ejemplo de amor y cuidado por los demás. Él es el pastor perfecto que da Su vida por Sus ovejas, y en Él encontramos seguridad y amor eterno.