El Salmo 17:8, escrito por David, nos ofrece una hermosa imagen de la protección y el cuidado de Dios: «Guárdame como a la niña de tus ojos; escóndeme bajo la sombra de tus alas». Este versículo no solo es un ruego, sino también una declaración de confianza en la seguridad que solo Dios puede proporcionar.
David, a pesar de ser un guerrero y rey, reconoce su vulnerabilidad y su necesidad de la protección divina. Él no confía en su propia fuerza, sino que busca refugio en el Señor, comparándose con la «niña de los ojos» de Dios, una expresión que denota algo precioso y digno de ser protegido a toda costa.
La segunda parte del versículo, «escóndeme bajo la sombra de tus alas», nos recuerda la imagen de un ave que protege a sus polluelos bajo sus alas, proporcionándoles seguridad y refugio. Así, David ve a Dios como su Protector, que lo guarda de los peligros y enemigos que lo acechan.
Este versículo nos invita a todos a buscar refugio en Dios, especialmente en los momentos de temor y adversidad. No importa cuán fuertes pensemos que somos, nuestra verdadera fortaleza y seguridad se encuentran en el Señor. Al igual que David, podemos descansar sabiendo que somos preciosos para Dios y que Él nos protegerá y nos guardará en todas nuestras dificultades.
Que este versículo inspire tu día, recordándote que eres inmensamente valioso para Dios y que Él te guarda y te protege con un amor inquebrantable.
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