Hola, bendiciones, en esta ocasión te presentamos un grandioso tema sobre las bienaventuranzas, te daremos a conocer el significado de cada una de ellas, de esa manera podrás conocer las grandes promesas que Dios tiene para tu vida, no olvides compartir nuestro contenido con las personas que necesitan una palabra de vida.
¿Cuáles son y qué significan las bienaventuranzas?
Las bienaventuranzas vienen siendo una introducción al conocido Sermón del Monte que Jesús brindó frente a sus discípulos y a muchos de sus seguidores. El pasaje bíblico se encuentra en Mateo 5. A través de las ocho bienaventuranzas Jesús describió cómo debe ser el carácter de sus discípulos y cuál es la recompensa que ellos reciben o recibirán.
Cuando leemos la palabra bienaventurado o dichoso, según la traducción, debemos darle el sentido de una persona muy privilegiada. Las personas que menciona el pasaje bíblico son bienaventuradas, dichosas, privilegiadas. No lo serán en el futuro, sino que ya lo son.
La sociedad moderna considera dichosos a los que tienen recursos materiales, una buena posición social o prestigio. Jesús nos da una visión muy diferente sobre los que son verdaderamente dichosos o bienaventurados.
Explicación de las bienaventuranzas
Cada una de las bienaventuranzas va dirigida a un grupo específico de personas que está desarrollando la cualidad mencionada gracias a la obra del Espíritu Santo en sus vidas. Y es precisamente de eso de lo que se trata: de desarrollar el carácter que Dios desea ver en sus hijos.
A cada grupo se le promete que recibirá la bendición correspondiente. No importa cuán difícil sea su situación en el presente pueden estar seguros de que recibirán su recompensa. ¡Fortalezcamos nuestros corazones con esa verdad!
1) Los pobres en espíritu
Los primeros son los que reconocen su pobreza espiritual y que necesitan a Dios como Salvador. Ellos van con un corazón humilde ante la presencia de Dios para suplicar su misericordia y su perdón (Lucas 18:9-14). Es ahí donde comienza nuestro andar con Jesús: al reconocer que no somos salvos por nuestros propios méritos sino por medio de él, por su gran misericordia y por su gracia.
El pobre en espíritu anhela reflejar el carácter de Jesús y que él sea glorificado en su vida. Vive en humildad, sometido al señorío de Cristo. Vemos que su recompensa, el reino de los cielos, le pertenece desde ya. No tiene que esperar al futuro, ya puede vivir en la realidad del reino de los cielos.
Mateo 5:3
Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
2) Los que lloran
Este grupo está muy relacionado con el primero. Habla de los que se arrepienten y lloran profundamente por sus pecados, por la forma en que sus acciones han ofendido a Dios y han causado una brecha entre ellos y Dios. Una vez más, son personas que reconocen su necesidad de Jesús y claman ante él con corazón contrito. Pablo habla de este sentir cuando dice La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación (2 Corintios 7:10).
Es cierto que pasamos por situaciones tristes y difíciles en el transcurso de la vida y Dios también trae consuelo y paz a nuestros corazones en esos momentos. Pero la bienaventuranza es más bien para los que lloran con dolor profundo por los pecados cometidos. ¡Ellos serán consolados!
Mateo 5:4
Dichosos los que lloran, porque serán consolados.
3) Los humildes
Esta bienaventuranza hace referencia al Salmo 37:1-11. Allí se habla de alguien que confía plenamente en Dios y no se deja llevar por las actitudes de otros o por las injusticias que ve a su alrededor. El de espíritu manso y humilde no reacciona impulsivamente ante las situaciones, sino que espera con paciencia la dirección de Dios para actuar de acuerdo con su voluntad.
Mateo 5:5
Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia.
4) Los que tienen hambre y sed de justicia
Este grupo de personas anhela que haya justicia y que sea la justicia de Dios la que se manifieste en la tierra. No es un deseo sin más: es una gran fuerza y es por eso que buscan participar activamente para que haya justicia. Se acercan a Dios en busca de su justicia no solo para ellos sino también para las circunstancias que les rodean.
Reconocen que la verdadera justicia viene de Dios porque la han experimentado en sus vidas. Han recibido su perdón y le siguen en santidad y en obediencia. Saben que aun en medio de todo lo que parece injusto en este mundo Dios obrará tarde o temprano con su justicia y esta certeza los impulsa.
Mateo 5:6
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
5) Los compasivos
El corazón transformado por el amor y el perdón de Dios mostrará misericordia y compasión, se identificará con el dolor ajeno y se compadecerá. Esto no quedará sin recompensa. El que muestre compasión por los demás también recibirá compasión cuando la necesite. Es como un bumerán.
¿Cómo se expresa la compasión? Siguiendo el ejemplo de Dios. Él nos abrió el camino hacia la vida eterna a través de Jesús cuando aún éramos pecadores (Romanos 5:8). Cuando somos compasivos tendemos la mano a los demás y les ayudamos a ser mejores personas e hijos de Dios.
El compasivo se esfuerza en entender la situación de los otros sin ignorar o dejar pasar los errores que hayan cometido. Les da las herramientas necesarias para que descubran y usen el potencial que Dios ha puesto en ellos. Mantiene los ojos fijos en lo que Dios quiere hacer y no en los errores que las personas hayan cometido.
Mateo 5:7
Dichosos los compasivos, porque serán tratados con compasión.
6) Los de corazón limpio
Tener un corazón limpio es tener un corazón que se inclina hacia las cosas que agradan a Dios. Quien tiene un corazón limpio busca la santidad y no se deja contaminar por sentimientos o actitudes que entristecen a Dios. Es puro el corazón que pertenece única y exclusivamente a Dios, que no pone a nada ni a nadie más en el trono. Dios es su Rey excelso, el que dicta y reina sobre cada sentimiento y cada pensamiento.
Mateo 5:8
Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios.
7) Los que trabajan por la paz
Esta bienaventuranza es para los que trabajan activamente a favor de la paz. No se refiere a los que viven en paz: puedo vivir en paz porque me mantengo aislado de los demás o no me meto en la vida de nadie. Pero eso no quiere decir que esté colaborando intencionalmente para que haya paz porque sé que forma parte de la misión que Dios me ha encomendado.
La paz a la que se refiere es la paz interna, la de saber que somos hijos de Dios, que hemos sido reconciliados con él por medio de la obra de Jesús en la cruz. Para los pacificadores, su misión es reconciliar al mundo con Dios, ayudarle a vivir en su paz. Ellos serán llamados hijos de Dios porque expresan de una forma especial el corazón del Padre.
Mateo 5:9
Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
8) Los perseguidos por causa de la justicia
Son bienaventurados los que son perseguidos porque actúan a favor de la justicia. Estas son las personas que no se quedan calladas cuando ven que se maltrata a un indefenso. Son los que levantan su voz y actúan a favor de los derechos de los que no se pueden defender porque saben que cada vida tiene valor ante Dios. Trabajan en busca de soluciones para que todos vivan en paz y reciban respeto.
A estos también, al igual que a los pobres en espíritu, les pertenece el reino de los cielos. Desde ya disfrutan de su recompensa. ¿Por qué? Porque el reino de los cielos se acerca cuando somos guiados por la justicia que viene de Dios.
Mateo 5:10
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.
Esperamos en Dios, que este tema sea de mucha ayuda y de bendición a tu vida, que el Espíritu Santo guíe tu vida y que recobres ese ánimo sobre la palabra y que puedas llegar a la meta fiel en Dios y que puedas obtener esas hermosas promesas que Dios ha dejado para nosotros siendo hijos de Él.