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Salmos 27: Reflexión bíblica ¡Dios nuestro Protector!

Hola, bendiciones, en esta ocasiones te hemos preparado una hermosa reflexión bíblica que sin duda te encantará, sobre Salmos 27, es un hermoso libro de la Biblia y también nos trae muchos versículos que nos dan grandes enseñanzas y reflexiones, y en este hermoso devocional podrás ver como Dios es nuestro gran protector.

Salmo 27: Dios es nuestro protector

El Salmo 27 fue escrito por David, el rey más famoso de Israel. Pero David afrontó varios peligros antes de llegar a ser rey. Sufrió distintos intentos de asesinato, vivió como forajido, le persiguieron ejércitos y luchó en muchas batallas. Su vida estaba en constante amenaza, pero David se sentía seguro.

David confiaba en Dios. Sabía que Dios estaba con él y lo protegía en todo momento. Por eso escribió el Salmo 27.

Dios es nuestro protector

La razón de nuestra confianza

Salmo 27:1-3

El Señor es mi luz y mi salvación;
¿A quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida;
¿Quién podrá amedrentarme?
Cuando los malvados avanzan contra mí
para devorar mis carnes,
cuando mis enemigos y adversarios me atacan,
son ellos los que tropiezan y caen.
Aun cuando un ejército me asedie,
no temerá mi corazón;
aun cuando una guerra estalle contra mí,
yo mantendré la confianza.

David enfrentó peligros muy significativos que serían difíciles de superar para cualquier otra persona. Pero, él sabía que Dios es mucho más grande que cualquier amenaza. En los primeros versículos de este Salmo podemos observar la confianza plena que David tenía en Dios, gracias las experiencias de su vida. Él había experimentado el poder salvador de Dios, su ayuda y cuidado en momentos de gran peligro. Había vivido grandes momentos con Dios por lo que su confianza en él era completa. Sabía que Dios lo ayudaría en medio de cualquier adversidad.

En muchas ocasiones podemos sentir que los problemas que enfrentamos son imposibles de solucionar. Todo parece estar en contra nuestra. Pero contamos con Dios, su presencia, su ayuda, y no debemos temer a nada. Todo es posible para Dios. Cuando Dios está con nosotros podemos enfrentar todo con la mano del Señor.

Salmo 27:1

El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?

Cuando llegaba la hora de dificultad David se refugiaba en la presencia de Dios. El templo representaba su presencia donde todos podían acercarse y recibir bendición. Era allí donde David encontraba la victoria.

Estar ante Dios da paz y alivio en los momentos más difíciles de la vida. No hay ninguna otra cosa que nos pueda dar esa paz tan profunda. Cuando nos cuesta enfrentarnos al mundo y sus retos, podemos correr a Dios y encontrar la fuerza que necesitamos para superar todos los problemas.

Salmo 27:4

Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo.

Dios escucha nuestro clamor

Salmo 27:7-12

Oye, Señor, mi voz cuando a ti clamo;
compadécete de mí y respóndeme.
El corazón me dice: «¡Busca su rostro!»
Y yo, Señor, tu rostro busco.
No te escondas de mí;
no rechaces, en tu enojo, a este siervo tuyo,
porque tú has sido mi ayuda.
No me desampares ni me abandones,
Dios de mi salvación.
Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
el Señor me recibirá en sus brazos.
Guíame, Señor, por tu camino;
dirígeme por la senda de rectitud,
por causa de los que me acechan.
No me entregues al capricho de mis adversarios,
pues contra mí se levantan falsos testigos que respiran violencia.

Hasta este punto se podía ver que David solo experimentaba tiempos de victoria y gozo. Ahora observamos que él también tenía luchas, pero conocía el secreto para recuperar la confianza en Dios: la oración. David clamaba a Dios cuando se sentía inseguro o con miedo. Él sabía que no podía hacer nada por su propia cuenta. Necesitaba a Dios, sentir su presencia, ver su rostro. Nadie más podía salvarle. Todos nos sentimos inseguros en algunos momentos. Cuando esto sucede necesitamos clamar a Dios por ayuda, ir delante de él en oración y ruego. Dios siempre escucha a los que ponen su confianza en Él.

Salmo 27:10

Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá en sus brazos.

Dios, nuestra certeza y ánimo

Salmo 27:13-14

Pero de una cosa estoy seguro: he de ver la bondad del Señor en esta tierra de los vivientes.
Pon tu esperanza en el Señor; ten valor, cobra ánimo; ¡Pon tu esperanza en el Señor!

David tenía una convicción. No importaba cuántas dificultades llegaran a su vida él sabía que vería de nuevo la mano de Dios en su vida. En medio de las circunstancias complicadas él sabía que Dios traería cosas buenas a su vida. Por eso termina el Salmo animando a los demás (a cada uno de nosotros) a poner su esperanza en Dios. Termina dando una palabra de ánimo, diciendo que podemos confiar en Dios siempre porque jamás nos abandonará.

Dios es nuestra certeza

Esperamos que esta hermosa reflexión puedan brindarte la confianza en Dios, ya que, Dios es nuestra certeza y nuestro consolador en tiempos difíciles, que es la razón única de nuestra confianza en tiempo complicados, siempre estará para nosotros en tiempos angustiantes y que siempre escucha el clamor de sus hijos, no tema, Dios está contigo.

Dios nuestro protector – Reflexión

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